No hay nada más atractivo que una historia de amor que fue tan increíble que se ha inmortalizado a través de los años y se convirtió en parte de la arquitectura de todo un país.

En el blog de hoy, les cuento la historia de La Giraldilla, uno de los símbolos más representativos de La Habana, una estatua que nos cuenta amor, historia y arte.

Si le preguntas a un habanero sobre La Giraldilla, te dirá que representa a una mujer que espera el regreso de su amado esposo. Bueno, en 1537, Hernando De Soto fue nombrado gobernador de Cuba y en 1539, decidió ir a La Florida liderando una expedición y dejando a su esposa, Isabel De Bobadilla, a cargo de la administración de la isla.

La leyenda dice que la mujer se obsesionó con el regreso de su esposo y comenzó a esperarlo desde la parte superior del Castillo de la Fuerza Real, observando la bahía de La Habana y rebuscando la embarcación de su amado en el horizonte durante horas. Hernando murió el 30 de junio de 1540, y su muerte destruyó a Isabel y aunque se rumorea que ella murió de tristeza, la verdad es que regresó a España; la historia se convirtió en mito y el mito se convirtió en leyenda y todo esto inspiró a Martin Pinzón, quien creó la estatua de La Giraldilla. Si alguna vez visitas la isla, la verías fundida en bronce y colocada en el punto más alto del Castillo de la Fuerza Real, una mujer que sostiene una palma en su mano derecha y, en su izquierda, en una vara, la cruz de Calatrava, orden a la que pertenecía el  fallecido gobernador.

La Giraldilla es hoy más que una historia, representa a toda una ciudad y su fama es tal que la verás en el logotipo del Ron Havana Club, en camisetas, jarras o en los uniformes del equipo de béisbol de La Habana.

 

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